AMOR Y CRIMEN

Relato de Ahmed Rashid

Me llamo Shakina, tengo 14 años. Soy una chica Afgana soltera de la provincia de Baghdis, en el extremo más occidental de Afganistán. Llevo muchos años triste y silenciosa debido a la ira y a la tristeza que se vive en mi casa … Leer artículo completo

Un lugar donde la visión, su visión, su sumisión, les lleva a ver la vida desde una ventana cercenada de libertad y desprecio…ante nuestra impasibilidad.

Francisco Magallón – Afganistán, 2010

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Me llamo Sakina, tengo 14 años. Soy una chica afgana soltera de la provincia de Baghdis, en el extremo más occidental de Afganistán. Llevo muchos años triste y silenciosa debido a la ira y la tristeza que se vive en mi casa. Somos granjeros de subsistencia pobres, pero no hemos sufrido por la pobreza sino por los 40 años de guerra continua. El hermano mayor de mi padre fue asesinado por los soviéticos en 1982 cuando estaba arando sus campos. El hermano pequeño de mi padre fue asesinado al principio de la guerra civil en 1992, tras alistarse en una de las milicias de los señores de la guerra.

Mi hermana mayor, madre de 4 hijos, fue asesinada en un bombardeo de los talibanes en 1997, cuando los talibanes intentaban conquistar todo el país. Uno de sus hijos fue mutilado por una mina y perdió su pierna derecha. Las mujeres son las que más han sufrido en estas múltiples guerras, porque no tienen vida fuera de la familia y si los miembros de la familia mueren cada día, entonces las mujeres no tienen vida, salvo llorar su pérdida.

Las guerras han destruido la estabilidad mental de hombres y mujeres y la violencia y la ira están presentes en todas partes. No hay médicos para curar el daño mental o el dolor físico. No hay suficiente comida o dinero para alimentarnos adecuadamente, y nosotras las mujeres somos siempre las últimas en comer, normalmente solo los restos de la mesa. El maltrato a las mujeres es ahora mucho más común que antes, porque los hombres han sido maltratados por los señores de la guerra o por los americanos o los talibanes, y tienen que descargar su ira en algún sitio.

De modo que, cuando conocí a Sabs y él fue amable y cariñoso conmigo, inmediatamente me gustó y ansiaba su compañía. Sab tenía 22 años y un primo lejano que vivía en otro pueblo y venía periódicamente a nuestro  pueblo para vender sus productos, normalmente instrumentos de cocina. Empezó a venir más y más a menudo y solíamos escondernos detrás de las casas o en las montañas para pasar una hora o así juntos. Yo nunca antes había hablado con un hombre de una manera tan franca. Le conté todo acerca de la indignación de mi familia y del deseo de mi padre de culpar a alguien por sus tragedias y vengarse.

Sabs tiene una preciosa sonrisa y es cariñoso y sabe escuchar a las mujeres a quienes nadie ha escuchado antes. Su alma no ha sido herida por la guerra y las luchas. Fue muy fácil enamorarse de él. Pero tuve que decirle que ya estaba comprometida desde los seis años con mi primo mayor. Eso no puedo romperlo ahora, pero lo haría por Sabs y me escaparía con él si él me lo pidiera. Pero mi padre sospecha algo entre nosotros y he de tener cuidado.

Sakina no pudo terminar su historia. El 2 de julio de 2017 Sabs y Sakina fueron asesinados a tiros por el padre de Sakina cuando estaban hablando en el mercado. Fue un asesinato de honor por parte del padre, simplemente uno de los 3.000 que se producen cada año en Afganistán en los que las víctimas son normalmente mujeres. El padre de Sakina abandonó el pueblo inmediatamente y se unió a los talibanes, sabiendo que no sería castigado por defender el honor de la familia.

 

Ahmed Rachid

Traducción: Mercedes Jaime Siso